martes, 2 de octubre de 2012

"Aceitando el peronómetro"


Peronistas aquí, peronistas allá, casi todos compañeros ¿Cómo lograr un sano territorio ideológico en el que todos los hombres de buena voluntad se nucleen?
Nosotros apoyamos que se investigue el homicidio de ese dirigente singular, mano derecha del General Perón. Nos referimos al entonces secretario general de la C.G.T José Ignacio Rucci.
A las 12:11 del 25 de septiembre de 1973, el grupo comando asesinó a Rucci cuando éste salía de la casa de la calle Avellaneda 2953 en el barrio de Flores. Esto sucedió a las pocas horas de que el General Perón fuera elegido por tercera vez presidente de los argentino con el 62% de los sufragios. Claro está que el brutal y cobarde homicidio de Rucci fue un golpe político al jefe del justicialismo. Las balas que impactaron en el cuerpo de Rucci encerraron un durísimo mensaje al presidente recientemente electo. Aún fresco el conteo de los votos ya los fusiles sustituyeron al dialogo, así la bisagra del destino abrió las puertas de un tiempo extremadamente violento en nuestra patria.
El movimiento obrero organizado encontraría una causa más para sentirse profundamente orgulloso de su historia y de su legado auténticamente peronista. Basta recordar que la consigna política de ese entonces afirmaba: “Rucci soldado de Perón”.
Este recordatorio lo enmarcamos en el ámbito de profunda fidelidad a nuestras convicciones justicialistas. Pero la historia argentina no puede dejar impune este crimen que por su magnitud atentó radicalmente al régimen democrático recién establecido en ese entonces. Este reclamo no es contra nadie, es simplemente a favor de la verdad y la justicia. Como también vemos bien todos, absolutamente todos, las investigaciones que arrojen luz sobre los aberrantes crímenes que se acontecieron en nuestra amada Nación.
Nadie puede dolerse por algunos crímenes y ser displicente o “distraído” con otros hechos monstruosos de la misma índole. La verdad vibra mucho más alto que las torpes ideologías que “justifican” algunos asesinatos.
José Ignacio Rucci, un mártir del Movimiento Obrero, un héroe más del peronismo. Su memoria no será olvidada y mientras más tiempo se trate de ocultar los arteros móviles de tan despiadado crimen, nosotros más lo recordaremos.
No deseamos ningún tipo de venganza, ni tratamos de avivar viejos rencores, simplemente queremos que se establezca un sano equilibrio legal.
Recordemos que el peronismo no nació para ser furgón de cola de ninguna maniobra mal intencionada. Una vez más volvamos a releer a Perón. Una vez más recordemos los sacrificios de Evita para con los más necesitados, para con sus “gracitas”. Evoquemos el espíritu justicialista en un sentido abarcador e integrador. Realicemos el esfuerzo de retemplar nuestro espíritu movimientista. No veamos enemigos en los que opinan distinto. Edifiquemos aliados por doquier. Aceitar el peronometro significa resaltar nuestra inmortal doctrina, de esta manera la memoria del Gran compañero José Ignacio Rucci cobrará sentido.

     Máximo Luppino
Pte HCD de San Miguel

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